En plena sesión de autógrafos, un fan acertó a preguntar a Matt Ryan si pronto veríamos una remasterización de Assassin’s Creed IV: Black Flag, y el actor, confiado, respondió con un sutil adelanto. Solo unas horas después, recibió una llamada de “la compañía” recordándole que guardara silencio… o enfrentaría acciones legales.
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El desliz en la firma de autógrafos
Durante un evento reciente, Ryan se encontró con un seguidor entusiasta que le confesó haber terminado Black Flag. Al bromear sobre la posibilidad de “volver a jugarlo” porque “hay algo interesante en desarrollo”, Matt no imaginó que su comentario fuese grabado y difundido en redes.
Pocos días después, el actor explicó que Ubisoft lo había contactado, advirtiéndole que sus palabras podrían violar su contrato y desencadenar una demanda.
El alcance de los acuerdos de confidencialidad
En el mundo de los videojuegos, los NDAs (acuerdos de no divulgación) protegen cada detalle, desde personajes y mecánicas hasta fechas de lanzamiento. No solo los ejecutivos los firman: cualquier artista, desarrollador o intérprete forma parte de ese círculo cerrado.
Revelar información, por pequeña que parezca, puede interpretarse como filtración de material sensible que la empresa aún no está lista para mostrar.
¿Demanda real o simple advertencia?
Aunque Matt Ryan habló de una “amenaza de demanda”, no hay indicios de una acción judicial formal. Más bien, parece una advertencia firme para recordarle la seriedad de la confidencialidad.
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Ubisoft, al igual que otras grandes editoras, cuida sus proyectos al detalle y no duda en tomar medidas preventivas contra cualquier posible fuga de información.
¿Qué podemos esperar ahora?
Después de este episodio, los seguidores de Assassin’s Creed aprenderán a no fiarse de rumores. Si realmente existe una remasterización en marcha, Ubisoft la anunciará oficialmente en su momento. Hasta entonces, las declaraciones de actores y desarrolladores quedarán bajo llave.
Y a Matt Ryan, más precavido que nunca, le tocará seguir interpretando a Edward Kenway… sin dejarse llevar por la tentación de adelantar lo que está por venir.
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Detrás de cada juego exitoso, hay un intrincado entramado legal diseñado para que todo estreno sea una sorpresa para el público. Tanto fans como profesionales deben respetar esos límites, porque un simple comentario puede terminar en una fría carta de “cese y desista”.