El 3I/ATLAS, un cuerpo celeste de origen interestelar, fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema de telescopios ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), financiado por la NASA y ubicado en Chile.
Este objeto sigue una trayectoria hiperbólica, una ruta que confirma que pasará por el sistema solar una única vez antes de continuar su viaje intergaláctico, lo que convierte su seguimiento en una prioridad científica.

La red de telescopios ATLAS y el rastreo
El rastreo del 3I/ATLAS se basa en la colaboración de una poderosa red global de observatorios:
ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System)
Compuesto por telescopios robóticos en Hawái, Chile, Sudáfrica y España, ATLAS escanea el cielo nocturno varias veces por noche. Este sistema es el responsable de la alerta inicial, enviando los datos a nivel mundial para su análisis inmediato.
Telescopios espaciales
Una vez detectado el objeto, telescopios espaciales clave como el Hubble y el Webb se unen al rastreo, proporcionando imágenes más detalladas y análisis espectrales que no son posibles desde la Tierra.

Sondas de Marte
Las naves espaciales en órbita alrededor de Marte, como las de la ESA (Agencia Espacial Europea), han logrado capturar imágenes de la extensa coma (atmósfera gaseosa) del cometa.
Los descubrimientos clave de 3I/ATLAS
El monitoreo continuo está revelando información esencial sobre este viajero cósmico. Los expertos han medido que la coma del cometa se extiende a miles de kilómetros de ancho. Su punto más cercano al Sol y a Marte ocurrió en octubre de 2025, situándose aproximadamente a 130 millones de millas de nuestra estrella.

Mediante grandes telescopios, los científicos han identificado la presencia de gases y moléculas raras dentro del cometa. Estos resultados ayudan a comprender la composición de otros sistemas estelares, ya que 3I/ATLAS actúa como una “cápsula del tiempo cósmico” que trae consigo información química y física del lugar donde se formó.
Cada nueva observación del 3I/ATLAS es fundamental para moldear la comprensión científica del universo y de nuestro vecindario cósmico. El seguimiento en tiempo real permite incluso a astrónomos aficionados seguir su trayectoria a través de sistemas de datos y mapas en línea.

