Mientras Neuralink de Elon Musk acapara titulares con monos que juegan Pong con la mente, China está preparando su propia ofensiva tecnológica para liderar el desarrollo de interfaces cerebro-computadora (BCI). Y no está jugando: el gobierno chino ha publicado un ambicioso plan nacional que apunta a ponerse en cabeza para 2027 y reinar en el sector para 2030.
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¿Qué son las BCI y por qué todo el mundo quiere una?
Las BCI son básicamente un puente entre tu cerebro y una máquina. Traducen lo que piensas en comandos reales que pueden controlar una computadora, mover un brazo robótico o incluso escribir sin usar las manos.
Suena a ciencia ficción, pero ya es muy real, y puede cambiar la vida de millones de personas con parálisis u otras condiciones neurológicas.
Mientras empresas estadounidenses como Neuralink, Synchron o Paradromics llevan años desarrollando estas tecnologías, China ha entrado al juego con fuerza, y ahora su gobierno quiere liderar la carrera.
El plan de China: chips, estándares y producción a lo grande
El nuevo documento político chino (con participación de siete departamentos oficiales, incluida la Academia China de las Ciencias) no es solo una lista de buenos deseos.
Detalla 17 pasos concretos: desde mejorar los chips hasta producir dispositivos en masa, pasando por software para descodificar señales cerebrales y guías éticas para su uso. Todo está cubierto.
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El objetivo es muy claro: alcanzar avances significativos en 2027 y construir una industria globalmente competitiva en 2030.
“Es como lo que ya hicieron con los paneles solares y los coches eléctricos. Ahora quieren hacer lo mismo con los chips cerebrales”, explica Max Riesenhuber, neurocientífico de la Universidad de Georgetown.
Resultados reales en tiempo récord
Aunque empezó tarde, China ya ha conseguido logros importantes. Empresas como NeuroXess han implantado chips en pacientes con parálisis, permitiéndoles mover cursores, controlar dispositivos e incluso hablar mediante señales neuronales. Algunos chips han demostrado reconocer el habla china con precisión.
“Esto ya dejó de ser solo una idea”, dice Phoenix Peng, CEO de NeuroXess. “En China hay millones de personas que podrían beneficiarse directamente”.
Otra empresa, NeuCyber NeuroTech, ha desarrollado el chip Beinao-1, del tamaño de una moneda. Ya lo han implantado en cinco personas, y en agosto se espera el sexto paciente.
Más allá de la rehabilitación
El documento chino también apuesta por otros usos, desde prevenir enfermedades cerebrales hasta detectar fatiga en conductores en tiempo real. También se baraja su uso en industrias peligrosas como la minería o la energía nuclear, para anticipar desmayos, intoxicaciones o niveles bajos de oxígeno en los trabajadores.
Además, se apuesta fuerte por las BCI no invasivas (sin cirugía), que pueden venir en forma de gafas, audífonos o visores, algo en lo que China tiene ventaja como gran fábrica mundial de tecnología de consumo.
¿Rivalidad o cooperación?
Aunque todo apunta a una competencia directa con EE. UU., algunos expertos chinos ven posible la colaboración internacional.
“Queremos ayudar a los pacientes, no meternos en política”, dice Peng. “Esto puede cambiar vidas, y no debería importar de qué país venga la tecnología”.
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¿Y ahora qué?El futuro de las BCI promete ser emocionante… y muy competitivo. Mientras tanto, prepárate: es posible que pronto pienses en una app y se abra sola.