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¿Cómo competir contra China? Lo primero es lograr construir tan rápido como ellos

Muy sencillo.

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ARCHIVO - Visitantes pasan frente a una bandera del Partido Comunista Chino en el museo del partido en Beijing, el 19 de octubre de 2023. (AP Foto/Louise Delmotte, archivo) AP (Louise Delmotte/AP)

Cuando se habla de las diferencias entre Estados Unidos y China, lo típico es: capitalismo vs. socialismo, democracia vs. autoritarismo, cristianismo vs. confucianismo. Pero Dan Wang, investigador de la Hoover Institution, tiene una idea más original: en su nuevo libro Breakneck: China’s Quest to Engineer the Future, propone que Estados Unidos es una “sociedad jurídica”, mientras que China es un “Estado de ingeniería”.

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¿La base de esta teoría? Las carreras de sus líderes. En Washington abundan los abogados. En Pekín, los ingenieros. Según Wang, esa diferencia en formación afecta directamente cómo gobiernan: los abogados priorizan el proceso, las normas, la cautela. Los ingenieros construyen primero y preguntan después.

Pero tranquilos, esto no es una competencia para ver quién es mejor. Para Wang, lo ideal sería un equilibrio: un EE.UU. con un 20% más de ingeniería, y una China con un 50% más de abogacía.

Cuando los ingenieros mandan, se construye… y mucho

Nuestra entrevista fue justo el día en que se lanzó su libro, en un parque tranquilo de Manhattan. Wang, que creció en Wuhan, recordó cómo su ciudad natal construyó siete líneas de metro nuevas en solo cuatro años. A su entonces alcalde lo llamaban “El que excava todo”.

Pero hoy, tras la transformación urbana, muchos lo recuerdan con cariño. Y fue ascendido, por cierto.

Mientras tanto, en Nueva York, no se aprueba una nueva línea de metro desde 2007. Wang lo compara con Robert Moses, el polémico urbanista que levantó muchas de las infraestructuras de la ciudad... destruyendo también barrios en el proceso.

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Aun así, Wang dice que tal vez no vendría mal otro “constructor obsesionado con resultados” como Moses. O al menos, alguien que no se pierda en procesos interminables.

¿Basta con meter más ingenieros al gobierno?

No, dice Wang. También hace falta ver la ley como una herramienta para llegar a acuerdos, no solo como una fábrica de litigios. En China, el problema podría ser el otro extremo: se construye sin parar, sin pensar tanto en mantener lo construido ni en las consecuencias sociales.

¿EE.UU. debería volver a fabricar más cosas?

Sí. Desde baterías de autos eléctricos hasta chips.

Aunque recuperar toda la industria no es realista, Wang cree que Estados Unidos debería aprender de China, especialmente en lo que respecta a manufactura avanzada. China, por su parte, quiere invertir más en EE.UU., aunque el gobierno de Pekín empieza a poner restricciones para evitar fuga de secretos industriales.

¿La solución? Menos orgullo y más colaboración. Como dice Wang: “Si alguien quiere servirme mierda, mi respuesta siempre va a ser: ‘¿Me sirves más, por favor?’”.

Gobernar como ingeniero suena bien… hasta que no

Según Wang, a las empresas les gusta la idea de que manden ingenieros: son más racionales, más centrados en los resultados. Pero a veces, esa racionalidad se pasa de rosca. Por ejemplo, el gobierno chino ha tratado de “ingenierizar” la sociedad: primero frenando los nacimientos, ahora intentando aumentarlos.

Lo mismo con sectores económicos. Eso, para Wang, es tratar a la gente como si fuera un sistema hidráulico, y suele salir mal.

Después de vivir seis años en China y experimentar la política de “cero COVID”, Wang dice que aprendió que incluso la eficiencia puede volverse peligrosa: “La línea entre lo racional y lo irracional es muy delgada”.

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¿China necesita más abogados?

Sí, o al menos más garantías procesales reales. Y Estados Unidos, por su parte, necesita aprender a construir sin tantos obstáculos ni demoras eternas. Wang no quiere que China se vuelva como EE.UU., incapaz de levantar infraestructuras. Solo sugiere que ambos podrían beneficiarse de acercarse un poco al modelo del otro.

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